Doña Lourdes, o Lula como le llaman familiares y amigos nació en Cadereyta Jiménez Nuevo León hace 57 años.
El papá de doña Lula se dedicaba a la agricultura y su mamá era ama de casa. En la charla que tuvimos con ella notamos que doña Lulú ella nos cuenta que comenzó su gusto por el arte en la primaria, en la clase de manualidades. Le habían encargado un “marranito” de papel con un globo como molde y esa actividad fue el principio de su pasión por el arte en papel y la cartonería.
Doña Lula nos cuenta que cuando se casó y tuvo a sus hijos, ella se fue interesando aún más por el cuidado del medio ambiente y fue así como comenzó a crear arte y utilizar desechos reciclables.
Sus hijos comenzaron a ir a la escuela y les encargaban trabajos de tarea, doña Lulú les enseñaba a sus hijos la importancia del cuidado del medio ambiente, y la importancia de reciclar; por lo tanto, ella les ayudaba a crear sus trabajos escolares y todo lo que pudiera con material reciclado. Pronto llamarían la atención de los profesores que ponían a exponer sus trabajos y ganaron algunos premios por la belleza y delicadeza con la que realizaban cada pieza.
Lula se entera de una campaña de reciclaje que era promovida por “Ecología del Estado de Nuevo León” y ella quería que más personas conocieran su trabajo. Ella insistió para que la recibieran y pudieran ver su trabajo, hasta que lo logró. El director de Ecología del Estado la invitó a diferentes exposiciones y dando clases de cómo aprovechar los deshechos de material reciclable para hacer arte. Estuvo dos años con ellos, pero sin retribución alguna.
Muchos artistas no reciben un pago por su trabajo, o al menos un reconocimiento por su trabajo como artista. Hoy queremos darle ese reconocimiento a Lourdes Rodríguez por su labor como artista cartonera, que ha logrado crear diferentes conceptos y promoviendo el reciclaje en cada una de sus obras.
Una mujer como doña Lula nos enseña que no hay obstáculos para nada, ni para nadie, y por eso ella se ha mantenido siempre en constante capacitación. Entre los cursos que ha tomado están dibujo, pintura, creación de alebrijes, arte, etc.
“Los mercados artesanales son muy caros y no se vende mucho debido a que hay mucha gente que no le gusta comprar arte en papel. Me relajo mucho al momento de crear arte, me gusta mucho porque es como una terapia, me ayuda mucho a pensar, a meditar, a sanar el alma.” Nos compartió.
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